El número.
Conozco un lugar numerado, donde el silencio se llena de aire viciado, de murmullos, de melodías de bolsillo. Donde los que viven allí, no se enamoran, no saludan, no sienten, no comen no fuman. Todos ellos comparten un mismo viaje pero distinto destino.
Si embargo, ese micro-mundo que nace del azar, nos muestra la ciudad en pequeñas dosis:
Gente dormida que no descansan tranquilos hasta que llegan a su destino...Los despistados, los mal educados, los críos, los niños, los niñatos. Las guapas que miran tras el cristal pensando en yo que sé...los chulos, los raros. Los de los ojos baratos cansados de sus vidas. Los pijos, los negros, los chinos. Los viejos locos. Los locos viejos y su sonrisa picada. Los que se miran y no dicen nada, los que se muerden el labio, los que escriben en la ventana y los que cantan.
Lo extraño es que quizás el de dos sitios más hacia delante, podría ser tu amigo, tu amor, tu consejo, tu secreto, tu fantasía...pero...
...Estamos todos y no hay nadie...
Los billetes no sirven nada más que para saber cuál fue tu número en este juego de azar.
Cada mañana.Cada autobús.