cuarta pared
Ser señor y amo del espacio, sentirte vivo en cada punto y en cada espacio.
Pisar las tablas y dejar que se apoye el alma mientras la luz y la oscuridad se trenzan creando un velo de ego y humildad.
Te dejas ver sin edad, palpitas al son de las miradas que te visten con trozos que dejas en la almohada.
Escupes palabras que lubrican el arpa que hay bajo tus pies. Acompañan tus pasos la orquesta, que te da la mano en un pacto musical.
Te acarician con el mejor tacto.
Te conviertes en el santo borracho, en un Dios momentáneo, en un sueño realizado, en un amor instantáneo, eres el aire que queda en el hueco de un abrazo.
Así sentí el teatro.