sábado, febrero 17, 2007

¿Quién dice que las chicas no dicen nada a los chicos?

Un viernes cual noche cualquiera por el centro de mi ciudad, mi pequeño Mandril y yo salíamos de marcha. Intentando estar en el epicentro de la acción femenina. Intentado gustar o provocar a alguna damisela. Pasada la hora de las brujas, el resto del mundo ya tenía las secuelas del ajetreo nocturno: Olor a tabaco, vino dulce y labios agrietados por el vodka. Mi mandril y yo bebíamos redbull (hay que estar ágiles).Cuando a eso de las cuatro de la mañana se nos a cerca un grupito de chicas, dos más interesadas que el resto permanecieron perenne a nuestra vera.Pues bien, si tuviera que describir a una de ella en un examen de verso, si pudiera elegir cualquier metáfora, alegoría o el nombre de alguna diosa...la definiría con la palabra cactus. Pero un cactus sin flor ni nada, un cactus seco en forma "Y". Así bailaba, así era su tacto y así me dijo:--¿Bueno la ronda de picos para cuando?
-¿Qué ronda?-Unos besos joder... para entrar ahí guay...
-¿Qué?
Sabia perfectamente lo que quería, pero la verdad, y no es por meterme con el maravilloso mundo de los cactus, pero me hice el loco y tenía miedo. Mi pobre Mandril, despistado fue atacado por la misma pregunta, sonreí. Me dirigía a dar un sorbo a mi escaso revitalizante para contemplar como se libraría mi buen amigo de tal planta, cuando aparece "La amiga" que minutos antes estaba atosigando a mi compadre, a dos centímetros de mi vaso. Ella parecía más normal, pero aun así, la situación era algo extraña y sospechosa.
-¿Bueno y tú como te llamas?
Yo quería seguir observando al Mandril como era manipulado por la mujer cactus que lo zarandeaba de un lado para otro mientras el decía:
-Nooo, de verdad, es que no quiero bailar...No tampoco los cuatro queremos una ronda de picos...
-¿Bueno y...cómo te llamas? repitió la amiga, recordando mi nuevo apuro.
En aquellos momentos, no sé por qué pero se me llenó la cabeza, con la imagen de Seya. Personaje de los caballeros del zodiaco. Le respondí:
-Pegaso.
La chica contesto con alegría y jubilo:
-Ahm! ¡Italiano! ¡Me encanta!
Tal fue el ataque de risa, que me salió Red Bull por la nariz y manché a la pobre chica que no entendía nada. Pero cuando subí la cabeza y vi a mi colegón forcejeando con la mujer cactus, porque le estaba besándo el cuello y la boca... Por poco me atraganto de la risa que me dio.Huimos de aquellas chicas. Sí, huimos de unas mujeres y de aquel lugar para siempre.

6 comentarios:

Isi dijo...

pff esto de escribir dos veces no me va...

"luego se quitan el maquillaje y se quedan como si las hubiesen bautizado con ácido. Si la cactus era cactus de noche, imagínate de día" o algo así :P

Vero dijo...

xDDDD

ves? tanto quejarse de que las mujeres nunca toman la iniciativa y ésas lo hacen y salís corriendo xDDD aclaraos ya, anda... :p

La mirada del mono dorado dijo...

gracias

Is: No refunfuñes tantao mujer...:P
Joder con acido...?¿ no veas...repelus ma dao

Vero: si pero esa iniciativa deja mucho que desear....

Absurdo Rutinario dijo...

Pero que bueno!
Tenias que haber visto mi carcajada cuando he acabado de leer lo de Pegaso y el red bull.
Muy bueno.

Anónimo dijo...

Me parece un poco cruel, pero agradezco la sinceridad.
Espero que si alguna mujer te trata como un cactus con forma de Y, o ya lo ha hecho alguna vez, sepas recibir el golpe con la misma simpatía que lo estás dando.

Ronda de picos de una rosa roja... cuidado con las espinas...

La mirada del mono dorado dijo...

hey!marta que conste que no tengo nada contra las chicas cactus, ni nada.Realmente lo gracioso fue lo de que se creia que el nombre de Pegaso era Italino. No veas que risa...jaja.

bueno espero verte por aqui.
Un saludo las espinas no me hacen daño tengo grandes y fuertes manos.