"BAR - CAFETERIA - TAPAS Y CHURROS, TO LOS DIAS"
Dedicado a la pequeña tortuga, que sé que gusta de estos lugares.
Empujar. Siempre hacemos lo mismo para llegar a los lados que queremos, empujamos esa fuerza que siempre está en medio de nuestro destino, la circunstancias, los amigos, la familia...en este caso lo que tenia que empujar era una puerta blanca con cristales para llegar a ese bar que visitaba por segunda vez, ese órgano perdido en el esqueleto de la barrida más poblada de la zona. Esa esquina que sufría artritis por culpa de los golpes sufridos por los años.
Aún era temprano, y el reloj me apoyaba la desición de parar de buscarme la vida por las calles, y tomar un café. Crucé por sus ventanas y el sabor de aquel café que tomé la primera vez hace un par de semanas, volvió a mi boca recordándome que ese sería un buen momento para dejar la carpeta en la mesa y contar los currículum que me quedaban...Definitivamente, decidí empujar y por lo tanto entrar.
Una vez dentro, ande con pasos firmes hacia el hueco que había en la barra, eramos tan pocos los del bar, que no me hizo falta buscar al camarero con la mirada. Eramos cinco contando conmigo y sin contar al camarero cuatro adictos a la cafeína, al tabaco y en su menor medida a la San Miguel. El camarero era adicto a los crucigramas, se lo pude leer en las lentes, y porque estaba ensimismado en acabar uno de ellos.
Tuve que arrancarle del periódico con un "Perdona... Un café cuando puedas."
Me senté y pensé que todo marchaba bien, pero había algo extraño, solo se escuchaba el ventilador de la nevera, el encendedor del tipo de al lado cuando se sacaba unos de esos apestosos "ducados". Ni siquiera se escuchaba los ladridos electrónicos de la traga-perras de la esquina. Había demasiado silencio, me dio incluso miedo y dudas. "¿Alguna vez acabaré así?" "¿Sentado en el olvido de la esquina, esperando mi muerte sin rechistar? ¿O esperando que dé la hora para seguir trabajando y cumplir mis quince horas mal pagadas?" Que más o menos era lo mismo que morir de asco.
Callado sorbía el café, los currículum permanecian encima de la barra esperando ser contados.
El ruido del ventilador sonaba cada vez más fuerte, la luz de la ventana nos hacía transpirar por las axilas, y el silencio agobiaba. Parecía que en cualquier momento iba a parecer un tipo sin camiseta y chaleco, con una pitón albina y un revolver apuntado al camarero diciendo:
-¡Dame lo que me debes puta rata!
El camarero con cara de tonto y cagado sacaría unas bolsas de zafiros y diría:
-Aquí tienes Will Snake -Y él le daría las gracias con un tiro entre ceja y ceja. Me miraría y diría:
-¡Eh! Veo que estas buscando trabajo ¿Te gustaría venir conmigo y ser un cazador de serpientes en el Amazonas?
Yo le miraría fijamente y le haría la técnica del mono borracho, y una vez noqueado le contestaría chuleando al puro estilo Chuk Norris:
-Me gustan las serpientes.
Pero no, en vez de eso, apareció un hombre de unos treinta y cinco años lleno de grasa y con pocos dientes, se acerco a mí con una sonrisa burlesca y le dio una palmada en la espalda al tipo que tenía al lado. Empezaron a hablar todos y a reír... Incluso la maquina traga-perras empezó a sonar. Al final todos eran colegas y conocidos, al poco, entraron dos más y llenaron con más risas y cascos de cervezas el bar. -El tio era el alma de fiesta- pensé. Entre el bullicio pude oír:
-¿¡Ha "paza'o" ya!? -Preguntó el tipo mellado con grasa de coche por todo el cuerpo y bufón de aquel circo.-
La pregunta fue respondida con la mejor respuesta. Todos miraron hacia las ventanas, y fue cuando entendí el tono picarón de esa interrogante.
Una muchacha de unos veinticinco años, pasó lentamente por la esquina del bar, enmarcando sus movimientos las seis ventanas del local. Era morena, de pelo rizado negro, boca carnosa, pechos grandes y tersos, casi denudos salían de paseo. Un ceñido gran-culo-brasileño- respingón le hacía bailar en vez de andar delante de nosotros. Pasó dos veces. En ninguna se percató de las babas que inundaban aquel local, entre ellas, las mías lamentablemente. Pagué y me fui sin pisar al cazador muerto del suelo, cogí la pitón traviesa y me largué.
Suspiré y pensé: "La primavera está llegando, sin ninguna duda la primavera está llegando..."
11 comentarios:
Mil gracias por la dedicatoria, me encanta, me encanta la historia, la descripción del bar, los personajes.....
Me reafirma en mi convicción de que ahí está la esencia del hombre
Buenísimo, de verdad, un beso
"(...) las babas que inundaban aquel local, entre ellas, las mías lamentablemente".
No te avergüences jamás de esa clase de babas. Un hombre es un hombre. Somos esclavos de nuestros... nabos. Y a ellos no se les puede echar la culpa de nada.
jaaaaaaaaaaa!
menos mal que tomaste la pitón y te la llevaste contigo!! uno no sabe que nos depara la primavera y segurísima estoy, que habrás de necesitarla:D
jajajaja
como siempre un lujo leerte querido mio;)
la pequeña tortuga:
No hay porque darlas.un kiss.
el tipo de la brocha:
Diselo a mi juez...(es broma jaja)
cieloazzul:
Me encanta ser leido, por ti.
La pitón la tuve que sacar de ahi..jajja.
la España profunda esa que parece existir sólo en las películas de almodovar, y que de vez en cuando sale a dar una vuelta por la realidad...
Muy buena descripción de un bar como tantos otros, y también de los personajes. Genial como siempre.
Besitos casi escoceses!
beausént:
Solo me fataba algun homosexual o prostituta.jaj.
edulcorada:
DICHOSOS MIS OJOS!!! que bueno que te veo, ya estaba dandole al coco a como podría ir a verte...Mmmm...Espero que todo vaya como esperabas, espero saber de ti pronto reina mona.
Gracias por lo de reina mona!! es un honor!! vas a venir a Edimburgo?
Besitos monitos
En general me gustaría irme...pero ya tenia pensado tú regalo si fuera:
Unas All Star nuevas en negras, para que el resto del camino lo andes conmigo. jsjsjs.
Yo de momento buscando curro y respuestas existenciales...(tipico)
jeje, acabo de comprarme otras nuevas en negro, para empezar de nuevo, pero puedes regalarme unas de color, jeje.
Pues suerte con el trabajo y con las respuestas, y ya sabes, en Edimburgo estoy.
No es de extrañar que ese tema de conversación anime a la gente del bar :)
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