EL BILLETE CUESTA LO MISMO CON O SIN FIMOSIS

Cuando aun eramos unos cachorros, emocionados de lo que sería una rutina semanal, nos disponíamos a emprender el viaje por casi primerisima vez, en el ya clásico autobús nocturno hacia los bares céntricos.Mi diminuto gnomo Pochokons y yo esperábamos con ilusión al bus disfrazados de hombres pero delatando la niñatez en nuestro rostro.

Impacientes nos sentamos en la parada (para parecer seguros y tranquilos) pasando los minutos viendo cruzar los coches y a las respectivas mujeres de su interior. También fijábamos la vista en las chicas que llenaban la parada de enfrente. Estas hacía la costa. Nosotros hacia el centro.

Narrabamos supuestos relatos eróticos que iban a ocurrir esa noche para pasar el rato y animar las ganas, pero en mitad de unos de los relatos aparece un hombre de color negro, rompiendo el cuento erótico de nuestras cabezas.

Digo de "color negro" y no de "color" o "negro", pues de pequeño me sentí mentido y ultrajado por mi madre. Cansado de jugar con mi maravilloso cocodrilo de plástico y mis legos, mi madre me aconsejó que esperara sentado en el sofá, que iban a poner una serie nueva en la televisión muy graciosa.

-Sale un niño de color-Dijo mi madre que todo lo sabía-.

-¿De coloooooooor? -Pregunté totalmente fascinado- Jamás he visto a nadie de color.

-Sí, anda ve y te sientas.

Alucinado estuve casi dos horas, esperando a la sorprendente serie con tal personaje. Pero cual fue mi desilusión cuando vi que el niño... era negro. Llorando le dije a mamá:

-Mentiroza. El niño es negro... ¿Dónde están lo' coloreee?...

Chafado apague el televisor y odie a "Webster" por un tiempo.Descubrí una nueva raza humana. Pero no algo mejor que un niño de colores.

En fin, volviendo a la historia... Sentados los dos, el nuevo viajero preguntó:

-¿Aquí centro?.

-Sí. -Sin dudar y educadamente corta fue la respuesta-.

-¿Vosotros follar mucho centro aqui?.

-Poco, poco....

-Esta repuesta no fue tan rápida, pero sí sincera pues mentir hubiese sido demasiado descarado. (Tendríamos unos catorce años y aun eramos humildes y nobles.)

Hubo un largo silencio después de tal pregunta, y unos cigarros. Nosotros aun estábamos sentados impacientes mirando los coches parados por el semáforo de la carretera. Y él, paciente de pie rompió el silencio con una extraña pregunta:

-¿Tú cortar?- Preguntó dirigiéndose a los dos, pero con escasa claridad-.

-Inglés es que no sabemos- Dijo mi amigo atontado-.

¿Tú cortar? ¿Follar? -Repitió sonriente varias veces.

Yo no me estaba enterando de nada. ¿Qué quiere que le corte? ¿El pelo lo lleva corto? ¿Alguna cosa del pantalón?... tampoco. ¿Un padrastro del dedo quizás?...

El tipo viendo que no nos entendíamos, se palpo varias veces la zona genital. Mi amigo me susurro: vámonos ya. La verdad que yo también me estaba poniendo nervioso. El turista con la misma sonrisa, va y se baja los pantalones para calmarnos. Continúo hasta mostrar el pene sin ningún tipo de pudor.

Aquí fue cuando entendí porqué al miembro varonil se le define vulgarmente: Rabo.- Él tenia un rabo. No un pene que es distinto-.

Mi colega y yo petrificados delante de aquello, nos damos cuenta que eramos observados. Tres coches miraban con la boca abierta esperando a que se pusiera la luz en verde, mientras veían la escena de dos chavales sentados al lado de un hombre con las pantalones bajados moviendo el rabo a las doce menos diez de la noche...¿bonito panorama eh?

Salimos corriendo hasta el portal de casa sin decir palabra.

-Cuando la noche empieza mal, es mejor irse -dijo sabiamente mi compañero- ¿Vemos una peli en mi casa, y la salida la dejamos para otro día?¿O cuando tengamos catorce y medio?

-Sí, quiero olvidar todo esto.-Contesté apenado mirando mis pantalones de pinza-.

-¿Nos conocía la gente de los coches?

-A Dios le pido que no.