viernes, mayo 04, 2007

Pasen y vean mi página veintidos.

(...)Cuando era un crío, los chicos de mi clase me pagaban quinientas pesetas por escribir sus cartas de amor, fuera o no fuera el día de San Valentín. Mi generación tenía que ingeniárselas más para librarse de la virginidad y la vergüenza. Y una carta, era un buen paso para desprenderse de estos inconvenientes de adolescentes y abrir por fin, el preservativo de la cartera guardado como una moneda extranjera, esperando a "colarsela" a alguien. Aunque los niños de mi edad aun temblaban como un flan con el primer beso, no quedaba mucho, para que se perdiera la chispa de los ojos que ya no conservan los adolescentes de hoy en día. Mi generación fue la última que guardaba la buena educación, el respeto y una inociencia más longeva.
En fin, como os iba diciendo, mi cualidad a la hora de escribir era conocida no solo en mi clase, sino del resto de clases de mi curso y del instituto vecino, así que no era de extrañar, encontrarme con algún chico a la salida, pidiendome que escribiera una carta de amor para el día siguiente. Mi éxito fue debido, a que gracias a mis cartas, Pablo, el chico feo del instituto, logró salir con su amor platónico, Marisa. Una de las chicas más guapas del recreo.(...)
Pablo venía cada tarde, lleno de lágrimas y desesperación, pidiendome una carta más. Mamá siempre le ofrecía un zumo de naranja, y le daba consejos de como tratar a una mujer. De esto sabía un montón mi madre, y Pablo la escuchaba atentamente y en silencio en la mesa de la cocina, mientras yo me doblaba con las odiosas matemáticas de Don Jesús (...) Las visitas de Pablo y las lecciones de mi madre se convirtió en el pan nuestro de cada día durante un tiempo.
Al final, a la séptima carta, Marisa Bermudez, un miércoles a las once y treinta y tres en mitad del patio, un día soledado de primavera, agarró a Pablo por la solapa y le dio un beso que al pobre Pablito se le pusieron las orejas de soplillo permanentemente. En el patio solo se podían ver bocas abiertas, una que otra muela picada y las orejas de Pablo desplegándose por el beso.
A Pablo poco le importaba tener esas alas al lado de las patillas, teniendo a Marisa entres sus brazos todo era perfecto. La primavera de 1984, fue la más feliz de sus vidas. Me siento bien, al tener algo que ver en ello. Pues yo solo transformaba en letras lo que sentía Pablo cada tarde.
Lo último que sé, es que se casaron, y que los días de viento, Pablo se quedaba en casa trabajando, por miedo a salir volando por culpa de sus grandes orejas de filete (...)
Con el dinero ahorrado, me pude comprar mi primera Olivetti, una maquina de escribir color perla preciosa, totalmente nueva y sin estrenar(...)

10 comentarios:

La mirada del mono dorado dijo...

Bueno aqui teneis el resumen de unas páginas que escribi a noche. la historia es más larga y detallada, pero no os quiero aburrir.

Os pongo esto púes, no puedo contaros de que trata el libro, pero espero que disfruteis aun así de este pequeña "entrada".

crazyflamy dijo...

Me has recordado mi propia adolescencia, yo no les hacía cartas de amor a mis amigas, les escribía un pequeño cuento de amor, bastante cursi por cierto, incluyendo sus nombres y el de su amado, aún conservo esa libreta y es como un cofrecito al que puedo acudir en días que se necesita de un poco de ánimo extra...
Que bonito es el amor, pero más esa inocencia que tiene uno cuando es niño-adolescente...
Y que bonito relato, me ha llenado el corazón de flores.
GRACIAS UNA Y MIL...

Un beso, y que Dios conserve tu corazón y tu inspiración por siempre.

La mirada del mono dorado dijo...

Gracias tu comentario me ha dado animos. ha sido precioso lo que has dicho, gracias de todo corazón.

cieloazzul dijo...

Que lindo!
este pasaje de vida me ha traido recuerdos de la infancia!!
besos azzules:)

wen- dijo...

Me ha gustado un montón :))
Lo de las orejas es que me ha chiflado, muy burtiniano. Me lo he imaginado todo, el patio, pablito, cómo iba vestido, el zumo, tu madre...que guay.
Me reitero, ojalá escribieras más a menudo. :)

LUNA MENGUANTE dijo...

leyendote he viajado a mis 15 años, al patio de mi instituto, a esos primeros besos, al primer amor, al primer desamor...

Es increible lo que unas letras pueden hacer sentir...

Precioso texto... COMO TODOS!!

BESOOOSS!!

la pequeña tortuga dijo...

Así que hiciste un poquillo de Cyrano de Bergerac....me ha hecho remontarme a mi infancia, bastante lejana ya...

Precioso texto, no me extraña que hubiese tortas para conseguir tu ayuda ;)

thoti dijo...

.. bueno y con tanta experiencia y ahora visto en la distancia, desde la altura de la copa de tu árbol.. ya nos darás algún que otro consejillo.. :-)
.. gracias por la visita a mi blog.. a mi me ha causado una buena impresión llegar al mundo dorado de los monos..
.. un abrazo..

Tesa Medina dijo...

Te descubro y me descubro ante la frescura de tu texto. Tienes talento para mirar y talento para narrar. Con tu permiso te enlazo. Un beso.

clipper dijo...

Ei pues am i me a encantado...no nos aburriras eee o al menos a mi no^^ Animo a seguir escribiendo el libro que escribes muy bien!!