EL APETITO DE UN SAPO LLENA UN SACO
Hubo una vez un reinado, hace ya unos años y en otros tiempos, que era famoso por todo el mundo por sus manjares. Tenían los mejores pescados, la mejor leche, el mejor aceite y el mejor pan. Una gran variedad de granos y tubérculos, de frutas jugosas y una repostería conocida por todo el mundo junto a su tabaco de pipa. Única por su mezcla especial con una planta digestiva secreta, que hace que fumar después del almuerzo, sea todo un placer.
Pero claro, un lugar así, no podía pasar por desapercibido por unas bocas insaciables, grandes y babosas como eran la de Worg y Crogg. Dos sapos que llevaban robando durante años por todos los lugares del mundo con el proposito de saciar su apetito.
La noche que llegaron al reinado dispuesto a saquear cualquier cocina, nevera y plato, tuvieron una disputa tal que así:
-Crogg... Llevamos años robando las mejores tartas, carnes, moscas escarchadas, chorizos y kilómetros de pasta de regaliz. Creo que deberíamos parar de robar y aprender a cocinar y cazar. Quizás así, sea una forma mejor de sentir placer por la comida. Por el trabajo.
-Worg, no digas tonterías... Estoy hasta la verruga de ti... Anda coge los sacos...-Dijo Worg mientras le daba el saco mágico a Crogg.
Los sapos andaron bajo el cielo estrellado del reinado refunfuñando.
Pasaron el puente de Fruboca y llegaron al centro urbano, donde se encontraban los restaurantes más lujosos de la ciudad.
-Vamos Worg abre el saco -Dijo Crogg preparándose y moviendo las ancas, dispuesto a llegar al tejado de un solo salto para poder robar colandose por la chimenea.
Y asi fue. Crogg, llego hasta la chimenea filtrandose en la pastelería de Rinbabol, conocido por sus tartas de crema de paraguayo y grosella roja.
No pasó ni un par de minutos, cuando Crogg, desde dentro, abrió la puerta para que Worg entrara con el saco.
Se llevaron tartas de almendra, de melocotón, de chocolate con nueces, de mora y naranja y por supuesto la de crema de paraguayo y grosella que fueron deborando por el camino.
Y así se pasaron toda la noche, saltando de chimenea en chimenea, robando en los mejores restaurantes, llenando el saco de Worg de chuletas, alitas, morcillas y judías.
-Me apetece algo de beber-dijo Crogg mientras pasaba su lengua por su boca.
-Vámonos de aquí que ya mismo va a salir el sol. Luego beberás de la fuente de San Brosón.
-Venga Worg. Mira ahí hay una cafetería, seguro que hay cafés y batidos sabrosos.
Los sapos, entraron en la cafetería con la misma maestría y facilidad que habían tenido toda la noche. Al entrar en unas de las mesas había un gran vaso de leche, que algún cliente no se habría acabado, y el camarero no recogió.
-Mmm. Que vaso de leche más apetitoso, tengo entendido que aquí la leche es buenísima- Dijo Crogg mientras saltaba hacia el vaso-Pero un fallo de cálculo, un traspiés, hizo resvalar a Crogg.
-¡¡Salvame Worg!!! -Gritaba desde el fondo del vaso.
Worg cogió una pajita para que Crogg la agarrara, y se dispuso salvar a su socio, pero también tubo un mala anca, y cayó en en el dichoso vaso de leche.
-¡¡¡Nos ahogamos!!! -Grito Crogg-.
-¡¡¡Nada, nada con fuerza!!!-Dijo Worg-.
Pero el vaso era demasiado grande y no podían saltar pues sus ancas no se podían estirar con facilidad ni apoyarse para coger impulso. Pasaban los minutos y los sapos cada vez estaban más cansados.
-Es inútil, nos lo merecemos por ladrones...estoy cansado me ahogo...
-Lucha, Crogg, aun podemos arreglar lo que hemos hecho, pero lucha, lucha...
-Ya no puedo seguir nadando me ahogo...
Crogg se undió como una piedra al fondo del vaso de leche, mientras Worg siguio moviendo sus anclas y ocurrió el milagro, la leche se convirtió en nata, y pudo escapar.
Worg devolvió lo que había robado, pidió perdón a todos los lugares donde saqueó.
Ahora ayuda a cocineros noveles como crítico de cocina y los cocineros noveles le enseñan a cocinar.
Así que si tus motivos son buenos para la vida, lucha aunque te ahogues, aguanta aunque te canses. Da igual lo que hiciste antes, la vida es larga para rectificar.
Dedicado a Faboo.Y al Señor Árbol.
6 comentarios:
este cuento está nspirado en un consejo de jorge bucay.
Muy bueno, no sabía como ibas a sacar a Worg del vaso y el paso de leche a nata ha sido magnífico. Estoy de acuerdo contigo, hay que luchar para mejorar y enmendar los errores, hay que tener mucha fuerza de voluntad.
Besos.
La importancia de saber reconocer los errores y tener la capacidad de enmendarlos. Todos fallamos alguna vez y por algún motivo, el egoismo, la gula, el orgullo, los celos, las mentiras... pero si recunducimos los pasos hacia la humildad, seremos capaces de poner remedio y reconducirnos. Todo por salvarnos.
Bonito post; lo mejor las tartas.
Besitos dulces.
La vida es larga para rectificar y corta para desperdiciarla.
Es un callejón de dirección única. Si a tu paso dejas pasar la belleza, las oportunidades, los momentos mágicos, el amor…. No puedes caminar en dirección contraria para recuperar lo que has despreciado. Y al final del callejón pone FIN y se funde a negro.
Worg, no se rindió, se arriesgó a cambiar de oficio y de costumbres. Ahora come mejor que nunca, pues los cocineros no se arriesgan a una mala crítica. Seguro que lo miman un montón.
Hacía muchísimo tiempo que no leía un cuento con moraleja.
Me llevo para el camino un trozo de tarta de paraguayo y grosella roja, y me voy con la culpa de saltarme por un día la dieta, pero es tan estimulante saltarse las normas de vez en cuando.
Besos con una sonrisa, mono.
Mucha moraleja si. Por cierto ¿cómo es que a esos dos enormes y insaciables sapos no se les ocurrió beberse la lecha para salir del vaso?
Un abrazo. Y no te hundas nunca.
Bonito texto y muy educativo.
Es mas, seguiré su consejo, una fabula tan bonita no puede estar equivocada.
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