miércoles, abril 02, 2008

María Luisa odia el agua fría. La odia desde siempre. La odia tanto, que se lava los dientes con agua caliente. En verano, bebe té templado. Cuando le salé un chichón, se pone una bolsa de agua caliente. Los arbonoces colgados detrás de la puerta del baño, siempre tienen galletas, sobres de azúcar, gominolas, y pica-picas. Ya que una vez, salió de la bañera y le dio tal bajón de tensión, que creyó que se moría.
Hace poco llamaron a los bomberos sus vecinas trillizas, Laura Lorena y Loreta. Porque vieron humo salir de casa de María Luisa. Pero estaban equivocadas, pues era vapor de agua lo que salía de la ventana. Luisita se baña con el agua a cuarenta grados. Es como le gusta. No va a la playa, ni a la piscina.
Odia la lluvia. En casa tiene paraguas inmensos, tanto que cuando sale a la calle en los días de lluvia, la gente se pone a su lado para refugiarse. Luisita lo comprende, ya que debe ser asqueroso que te se empapen los bajos de los pantalones.
Un día, se apiñaron todas las personas que guardaban cola para coger el bus. Niños con sus madres, hombres, mujeres, incluso un anciano leyó a su lado el periódico en voz alta, para que todos estuvieran al tanto de las noticias de la barriada.
No toma granizadas, ni compra ropa que no pueda lavar con agua caliente. A veces viste ropa arrugada por ello. Sueña con reencarnarse en una bolsita de menta-poleo. Odia los refrescos con hielo.
Intentar explicar esta fobia, es difícil. Pero su madre me contó, que ya de pequeña marcaba maneras. Fueron a ver "La Sirenita" y le dio tal escalofrío y repullo ver tanta agua sin calentar, que estuvo mala sin ir al colegio un trimestre entero. Para que se sintiera mejor, su madre le regalo un gatito. Anís, le puso de nombre, Estrellado de apellido. Y aún casi veinticinco años después, el gato sigue a su lado, un poco ciego, un poco torpe y un poco vago. Haciendo más gala a su apellido que a su nombre. Pero a su lado al fin y al cabo, compartiendo su enemistad con el agua fría, gélida o poco caliente.
Una noche, Luisita se disponía a ducharse. Movió la palanca del grifo hacia la izquierda, en el punto rojo. Esperó unos segundos, pasó la mano por el caño de agua... Y ¡Puff!, el agua salió helada.-¡Qué es esto!-Gritó. Fue al calentador, comprobó las bombonas, las cinco. Y nada, ni una chispa, ni una llama que calentara cual baño deseado.
Alterada y fumando en una pipa de burbujas, siguiendo las recomendaciones de su psicoanalista. "Todo es más bello y estúpido cuando estas rodeado de pompas de jabón, anula el estrés, la ansiedad, y huelen bien". Pensaba en la solución a su problema, había estado todo el día haciendo Pilates, y las axilas gritaban champú, y las ingles refufuñaban por el olor de sus pies.
Tenía que ducharse como fuese o fuera posible. Jamás María Luisa Lafont, a ido a la cama sin estar limpita, peinada y perfumada. Tal paranoia cogió Luisita, que empezó a templar pensado en los microbios que dejaría en la colcha si no se diera un remojón.
Entonces, derepente, se levantó del sofá al escuchar unas llaves en el rellano. -¡Tengo que bañarme! ¡Cómo sea! ¡Aunque sea en casa del nuevo vecino!-Gritó nuevamente.
Cogió su albornoz, el amarillo vainilla que tanto le gusta. Su neceser, y a Yacuzzi, su pato de goma japonés.
Salió de casa y llamó. Tin-ton.-¿Puedo utilizar su baño?.-
Y así fue como Ernesto conoció a María Luisa, dándole gracias al Señor, de que Luisita fuera tan rara y tan friolera.
Dedicado a la gente que se siente rara o
extraña. Neurótica o un pelín especial.
Siempre hay alguien, que le resultas
ÚNICO

10 comentarios:

Faboo dijo...

Bonita historia de una Hidrofrigofóbica :)

Muy bien contada como siempre.

sb dijo...

una gran historia..

nunca había soñado con reencarne en bolsita de poleo menta.. debe ser agrdable pero efimero :)

Anónimo dijo...

Genial, como siempre mono.

Besitos salpicados por la lluvia de Edimburgo.

Anónimo dijo...

Genial relato. Muy imaginativo y original como todo lo que escribes. Nunca pensé que de algo así se pudiera escribir algo tan bonito.

Esta historia demuestra que las cosas no pasan por casualidad, todo tiene un desenlace marcado.

Boomings dijo...

Gran historia y mejor dedicatoria.

Todo ser es especial para alguien.

Un saludo!

wen- dijo...

Que historia tan estupenda.... es original, tierna, templada.... Jo.

Unknown dijo...

k majo, yo kiero un vecino como el de Luisita...
Una historia muy chula, un beso!! :)

Svor dijo...

que bello cuento.

Tesa Medina dijo...

Genial la historia. Me encanta cuando todos se refugian en su paraguas. Imagino la escena.

Es una buena historia, divertida y original. Creo que tratada visualmente al estilo de Amelie o Delicatessen se podría convertir en un corto muy bueno.

Como cuento necesitaría una pequeña corrección de estilo. Que queda de sobra compensado por esa frescura y talento natural que tienes para los pequeños detalles y los toques de humor.

Me siento aludida, así que gracias por la dedicatoria. Desde que era pequeña mi madre me decía, “qué rarita eres, hija”, supirando y poniendo los ojos en blanco.

Algún día haré una lista de mis manías para que nos echemos unas risas.


Un placer, mono.

Besos.

La mirada del mono dorado dijo...

FABOO:
Busca esa palabra, para el titulo.ja.

BEAUSEANT:

Jaja, Yo tampoco.

Por cierto, no sé como tomarme eso que "Pom" vaya tambien con mi cara. jajaja.

WEN:
Me alegre leerte.espero que todo bien por tu reino.jeje


EDULCORADA:

Me encanta que me leas.

TONI:
Que nos vamos a decir a estas alturas.Gracias por lo de original, es lo que uno pretende.

BOOMINGS:
Ey...asi somos todos, no crees, todos somos rarillos.al fin y alcabo.

ALICIA:
Igual lo tienes y no lo sabes...

SVOR:
Una bella lectora pues.

TESA:
Buenas, pues si me gustaría ver esa lista.jajaj.
Gracias, le alegro que te guste. PERO ADIVIERTO QUE MI PROXIMO POST, ES UN POCO EXTRAÑO. OK.