martes, abril 08, 2008


CAPITULO PRIMERO.

Miercóles 9. 14:09 HORAS.

Sus orejas están rojizas por el ambiente sofocante y caldeado de aquel Mc’ Donals en pleno centro de la ciudad. Salvador Santo Román ocupa el asiento numero siete de una mesa de seis personas. Todos menos él, comen y beben como cerdos la carne vacuna adulterada de esta multinacional de comida rápida.
Salvador acaba de salir de una reunión de trabajo. Y casi obligado, asiste a esta penosa comida. Su empresa se dedica a vender libros casa por casa. Amigolibro es la editorial en la que trabaja como un esclavo durante sesenta horas semanales.
Raúl, Iván, José Manuel, Javier, Paco y Pedro, visten con un trajo azul cobalto y una corbata mal atada al cuello de la camisa manchada. Es amarilla.

A Salvador no le pudieron dar traje, es grande y rocoso. No hay medida de uniforme que lo entalle. Guarda ira en los ojos, mide un metro noventa, es moreno y de piel robliza. Tiene cincuenta años. Unos brazos portentosos. Millones de Kilómetros. Más de quinientos libros leídos. Dos cicatrices. Dos ojos verdes.
Tapa su voluminoso cuerpo con un traje gris oscuro que tuvo que comprar en una tienda de segunda mano. Especialidades en tallas grandes. La mujer le comentó que el traje era de calidad, se lo vendió un famoso de la lucha libre llamado Mr. Discordia. Estaba entrampado por unas apuestas en El Casino Torreajada, un lugar de mala muerte. Salvador conoce ese lugar. No hay corbata que le ate.
En sus gemelos tiene tatuado dos pumas en ambas piernas. Un águila en el pecho. Letras en la espalda. Se los hizo en el servicio militar un gurú perdido de África.
Mientras los otros comentan el culo cuajado de la hembra que esta en la cola, Salvador surca el cielo espumoso reencarnándose en el águila que tiene tatuado. Pensando en ser libre. En dar sus brazos por alas.
-Despierta.-Dice uno de estos ridículos hombres.
Salvador abre los ojos, y mientras los otros ladran mirándole, él reflexiona.
¿Qué hago aquí?. Qué hago dentro de un traje haciendo lo que no me gusta. Hipotecado hasta el cuello, pagando por una casa en la que paso más tiempo dormido que despierto. Viviendo en una sociedad corrompida por la vanidad, el sexo y el dinero.
-Eres muy raro…Tu tienes que ser maricón, ese culo hay que mirarlo. –Dice el pajotero.
Un puñetazo de Salvador, sería el equivalente a lanzar una bola de acero a 55,92 millas hora contra la cara de este grasiento compañero de trabajo. Sería como parar una moto a noventa kilómetros por hora con la cara. Podría romperle el cuello, destrozarles las encías, dislocarle la mandíbula y quebrarles los pómulos. Mientras el cocoso de su amigo, intentaría golpearle por la espalda. Un golpe descendente de Salvador le rompería la clavícula. Tan solo con una presión de cincuenta kilos, el hueso haría clak como una rama rota. El desgraciado tendría que estar tres meses con escayola. Inmovilizando cuello, pectoral y brazo. Yendo a rehabilitación toda las mañanas de diez a once durante dos meses.
El encargado del Mc’Donals saldría con la cara descompuesta, un chaval de vente años que fuma porros aun pensando que algún día llegará lejos. Lo que no sabe, es que su novia se quedó embarazada en la noche que probaron metilendioxianfetamina, vulgarmente solicitada como MDA.
Algún emocionado de turno, un entusiasta del Muay-Thai, intentaría noquearlo, utilizaría codos y rodillas contra sus costillas. Pero Antes de el que artista marcial saltará a por él, Salvador le lanzaría la séptima silla dejándolo derribado y humillado delante de su novia peliteñida.
Aún así, respira hondo. Se tranquiliza. Calibra la situación. Se apacigua.

-Oye salvador, esta noche nos vamos de putas, que hemos hecho unas buenas ventas. ¿Te vienes? –Preguntan sabiendo la respuesta.

El “no” de salvador es rotundo, lo lanza al aire como un honda. Se toca el tatuaje olvidado. Olvidado por mí y olvidado por él. El rostro de una mujer en su mano izquierda. Bajo los nudillos. Un muchacha con un halo de misterio y santidad. Una portuguesa. La conoció en los barrios industriales junto al río. Murió.
Los seis subnormales se levantan, dejando cierto olor a Cacique de esta mañana y a tabaco. El Jefe lanza a Salvador unas llaves. Las atrapa al vuelo.
-Ya que eres maricón, anda; Haz el favor y habré mañana. ¿Vale? Hoy va ser un día de los buenos.
Mientras se alejan, Salvador puede ver como uno de ellos saca de la solapa un bolsa con varios gramos de cocaína. Ríen asquerosamente. Se van. Le insultan como perras. Por la espalda. Son basura.


Miercóles 9. 14:19 HORAS.

Salvador coge una de las bandejas, tira los restos de comida. Se dirige hacia ellos. ¿Va a volver a la cárcel después de esto?. Sí. La gente mira. Nadie se atreve a coger la rodaja de pepinillo que ha caído en la mesa.

16 comentarios:

La mirada del mono dorado dijo...

Bien, como le dije a Tesa, este post, esta fuera -de contenidos-al menos de lo que he estado escribiendo estas semanas atras.

Pero en fin, no me gusta repetirme, y no tenía ganas de otra historia "linda".

La verdad,que la Historia de Salvador Santo, es más larga. pero dejo esta primera parte, a ver que tal la acogida que tiene entre vosotros.

atentamente,el mono que os lee.

wen- dijo...

Uffffff, a mi me ha encantado de momento!!!
Tendrá continuación próximamente, no? En breve, espero :)
Jo, he acabado odiando a los compañeros de curro... que ascazo... Y qué intriga Salvador...
Escribe! escribe!
:)

crazyflamy dijo...

Hola monito:

Es muy interesante el relato de Salvador, alguna vez nos hemos cruzado con compañeros así, que por no hacer lo que ellos nos ponen un etiquetado de: Raros, aburridos, homosexuales, etc. etc., claro que una cosa es la venganza imaginaria donde los cocinas con zanahorias y una papa en la boca y otra la de llevar a cabo... sin embargo, la vida es un misterio... Me han gustado tus últimas entradas, la foto robada, me encantó de plano y el agua fría, sufro de lo mismo... aunque con este calor que está haciendo por acá hace que se antoje ir a Alaska...

bueno ya no te enrollo mas...
Gracias por tus vueltas...

Muchos besos.

Lutzie' bon osea yo, Lucía.

Xavier Caño Tamayo dijo...

Hola mono.Gracias por visitar mi 'espejo'. Estrictamente no nos conocíamos, aunque yo sí sé de ti por Tesa. Tesa es mi chica, mi compañera de vida. Y el Mno y el Espejo tienen en común, visto lo visto, el gusto, amor o pasión por la llamada literatura negra. ¿No?
Feliz estancia en las ramas.

Anónimo dijo...

Algunas veces me gustaría ser Salvador, pero nunca querría ser uno de esos 6... aunque Málaga este llena de ellos.

Genial historia.

Anónimo dijo...

Como siempre has vuelto a poner palabras en boca de la realidad. Como siempre me ha encantado.

Besos monos...

sb dijo...

a mi me rompieron el corazón en un McDonalds.. Supongo que es fácil identificarse con esos adorables perdedores de los que hablas..

ah, no es un crítica, pero cuidado con la ortografía, te lo dice alguien que la lleva fatal..

y borra esto si quieres ¿vale?

Svor dijo...

No puedo dejar de preguntarme:
quien es Salvador?
por que estuvo en la carcel primeramente?
quien es el narrador?

me ha gustado
espero la continuacion, la anterior o posterior de este relato

Unknown dijo...

ya sabes, te ha quedado de lujo, y siempre me kedo con ganas... vaya... esperaré a una segunda parte.
Un saludo ;) cuidate!!

Tesa Medina dijo...

Salvador es “hasta aquí hemos llegado cretinos”.

Entiendo a Salvador más que a los millones de hombres y mujeres que nunca toman partido, que no se rebelan, que no dicen lo que piensan de verdad, que no cogen una bandeja y se la estampan a la pandilla de babositos sin sustancia que se atreven a llamar “raros” a los tiene criterio y no se dejan llevar por la marea.

Quiero saber más de Salvador, mono, porque ya estoy harta de perdedores de mentira que se conforman con las migajas de una vida insulsa y encima se creen que son los que saben vivir.

Me ha gustado, mono. Sobre todo el giro final. Mucho.

¿Cómo va esa fama de hombre de marquesina?

Un abrazo, mono.

Besos,

crazyflamy dijo...

Espero que te encuentres muy bien,

¡¡¡Cómo haces falta en las tardes lluviosas!!!!!....

Missing you....

Un beso, y por si los necesitas, una canasta de abrazos.

Lucía.

Faboo dijo...

JAJAJAJAJA, vaya pedazo influencia de los comics :D

Genial el personaje, no serían los tatuajes que yo elegiría pero por lo demás está bastante bien.

Buu!

Svor dijo...

Mono, en que arbol dorado andas que ya no escribes?

Tesa Medina dijo...

¿Hay alguien ahí? Enseña la patita por debajo de la puerta, que ya te vale.

Espero que estés bien y haciendo lo que te gusta.

Un abrazo, mono. Se te echa de menos.

Unknown dijo...

Actualiza chikillo!!!

Anónimo dijo...

mono...donde estas?