Contestando a mi querida chiflada.

Por poco me rompo el nudillo. Vuelvo al saco y a la comba cada día. No deja de repetirse en mi cabeza las palabras del Potro Italiano: "La vida golpea más y más fuerte..." mientras castigo mis manos contra los trapos prensados. Recito mentalmente: "Cuando pienso en los días aquellos de amor y deseo siento melancolía. Ni tú ni yo sabíamos vivir entonces sin la urgencia de encontrarnos, sin respirar la dicha de estar juntos. Ardía una llama en nosotros que eterna parecía. Pero ha pasado el tiempo por tu vida y por la mía y en esto se ha resuelto al fin la maravilla: Ya no te necesito, ni tú me necesitas. Qué terrible es que nada dure, que en la semilla de cuanto llega a ser la muerte esté escondida. El fuego más hermoso concluye con la ceniza, la luz se vuelve sombra y la verdad ¿mentira?"

Sigo golpeando el saco. Pensando en lo extraño que soy. No me gusto. Golpeo cuatro directos y un cross demoledor. He intento comprender que la vida fluye, que no hay que tener apego por nada ni por nadie. Que tengo que esperar el milagro.

Aunque a veces no perdone ni mis faltas ni mis errores. Hoy escucho a Sabina dandome cien motivos para sonreír. Sueño con irme a un lugar llamado Macondo y poner una casa con jardín. Tener un chiguagua, y comprar objetos mágicos a los gitanos y mercaderes que van por el pueblo cada año.

Mientras suspiro pongo en la mano hielo. Al final me he jodido el dedo. Joder. Te hecho de menos.